sábado, 5 de julio de 2014

Los Clavos y la Puerta

Érase una vez un joven con un carácter peculiarmente violento. Su padre le dio una bolsa de clavos y le dijo que clavara un clavo en la puerta de su habitación cada vez que perdiera la paciencia y se peleara con alguien.

El primer día, llego a clavar 37 clavos en la puerta. Durante las semanas siguientes aprendió a controlarse, y el número de clavos colocados disminuyó día tras día: había descubierto que era más fácil controlarse que clavar clavos.

Finalmente, llego el día durante el cual el joven no sujetó ningún clavo en la puerta. Entonces fue a ver a su padre y le dijo que había conseguido no clavar ningún clavo durante todo el día.

Su padre le dijo entonces que quitara un clavo de la puerta de su habitación por cada día durante el cual no hubiera perdido la paciencia. Los días pasaron y finalmente el joven pudo decirle a su padre que había quitado todos los clavos de la puerta.
El padre condujo entonces a su hijo delante de puerta de su habitación y le dijo: "Hijo mío, te has portado bien, pero mira cuantos agujeros hay en la puerta. Esta ya no será como antes".

Cuando te peleas con alguien y le dices algo desagradable, le dejas una herida como ésta. Puedes acuchillar a un hombre y después sacarle el cuchillo, pero siempre le quedará una herida. Poco importa cuántas veces te excuses, la herida verbal hace tanto daño como una herida física.

Los amigos son joyas raras, te hacen reír y te animan. Siempre están dispuestos a escucharte cuando lo necesitas, te sostienen y te abren su casa."
"Uno de las alegrías de la amistad es saber en quien confiar"

Da a las personas más de lo que esperan y hazlo con placer. Cuando dices "te quiero", dilo con seriedad... Cuando dices "lo siento", mira a la otra persona a los ojos. No te burles de los sueños de los demás.

Puedes salir herido, pero es la única manera de vivir la Vida. No juzgues a los demás en función de los que le rodean. Habla despacio, pero piensa con rapidez. Si alguien te hace una pregunta que no deseas contestar, sonríe y pregúntale: "¿Porque quieres saber eso?"

Recuerda que el amor más grande y los más grandes éxitos tienen riesgos mayores.
Recuerda estas 3 "R":

Respeto hacia ti mismo
Respeto hacia los demás
Responsabilidad de tus actos


No permitas que una pequeña discrepancia estropee una gran amistad. Sonríe cuando contestas al teléfono, pues la persona que te llama lo sentirá al otro lado por el sonido de tu voz. Lee entre líneas. Recuerda que no obtener lo que deseas cuando lo deseas es, a veces, una suerte.