Las emociones y el
éxito académico no pueden pensarse por separado: está demostrado
que la forma en la que se sienten los niños impacta directamente en
su rendimiento escolar. Conoce qué es el aprendizaje social y
emocional y por qué es bueno para tu hijo.
Por lo general se
tiende a asociar al buen desarrollo académico de los niños con
habilidades cognitivas ?innatas? que tienen que ver con su memoria,
facilidad para fijar conceptos o capacidad de atención. Sin embargo,
esta forma de entender el proceso de aprendizaje hizo que durante
muchos años no se tuvieran en cuenta aspectos vinculados con sus
relaciones sociales y emociones, que sin duda impactan en el
rendimiento escolar.
Sucede que cómo se
sienten los niños respecto al contenido que reciben, a sus pares o a
algún otro factor de su entorno, tiene que ver con sus procesos de
toma de decisiones, el nivel de distracción y la habilidad para
resolver problemas en grupo. Si el pequeño está involucrando en
sensaciones negativas, posiblemente su capacidad de aprendizaje sea
menor, dado que encuentra reducida su habilidad para escuchar,
entender o recordar lo que un profesor le está diciendo.
Teniendo en cuenta
esto, en la década de 1990, algunos centros educativos comenzaron a
poner la mirada en el aprendizaje social y emocional, entendiendo que
la capacidad de comprender y manejar impulsos puede predecir el éxito
académico aún mejor que el coeficiente intelectual.
Para los especialistas
dedicados al tema, estas habilidades y el buen
rendimiento escolar no pueden pensarse por separado: la
regulación de las emociones tiene estrecha
vinculación con puntuaciones positivas en áreas como matemáticas y
lengua.
De acuerdo CASEL,
organización que trabaja con este criterio educativo, "el
aprendizaje social y emocional es el proceso por el cual los niños y
adultos adquieren conocimientos, actitudes y habilidades para:
reconocer y manejar sus emociones, establecer y alcanzar determinadas
metas, demostrar cuidado y preocupación por los demás, entablar y
mantener relaciones positivas, tomar decisiones responsables y
manejar con eficacia las situaciones interpersonales".
Quienes adhieren a este
método trabajan a través de diferentes
estrategias para conectar los ámbitos sociales y
cognitivos de los niños: reuniones a primera hora de la mañana,
clases
de meditación, encuentros
al aire libre, toma de decisiones grupales acerca de
las reglas en el aula, y una organización física, circular y menos
jerárquica son algunas de ellas. El objetivo global es lograr un
aprendizaje más efectivo, alegre y estimulante.
C. Blasco
C. Blasco